viernes, 1 de julio de 2011

Como una droga.

Su mirada se cruzó con la mía, un pequeño e insignificante instante solamente.  “¿Qué me pasa?”. Era lo único que se me ocurría pronunciar. Qué podía ocurrirme para que al mirarlo a los ojos y sin saber absolutamente nada de él, sin conocerle, sintiera como el corazón palpitaba súbitamente y se hacia poco a poco mas grande como si supiera e intuyera que algo o alguien pronto ocuparía un gran espacio, demasiado espacio… Mas de lo que el corazón jamás hubiera imaginado y mas de lo que yo hubiera podido llegar a pensar. Rápidamente aparté la mirada. Volví a la realidad y sentí como algo me invadía por dentro, como un viento helado que me producía escalofríos intermitentes por todo el cuerpo.
No sabía que me estaba pasando. No sabia que hacer, a donde mirar… Estaba como paralizada y ausente, no movía ningún músculo, ni una pestaña. Inerte y evadida de la realidad asimilando lo que me podía haber ocurrido.
Y así fueron pasando los días las semanas.. Se había convertido en una rutina eso de pensar en él, en su mirada, esa mirada que me había hipnotizado, enamorado, cegado…
Él era como una droga, algo necesario para muchos para poder sobrevivir y alejarse del mundo real. Me alimentaba de sus recuerdos cada noche, cada día. Sus ojos eran la jeringuilla, el medio por el cual él penetraba dentro de mi ser y encendía algún mecanismo que reaccionaba con solo escuchar su nombre. Era en tres palabras, Mi Puta Vida.
Hablábamos, nos reíamos… Yo me reía por inercia, sin saber de lo que estábamos hablando y sin poder apartar mis ojos de su sonrisa, esa sonrisa tan perfecta por la que mi corazón sentía una fuerte atracción y ganas de abrazarlo de besarlo… Me reía con su sonrisa, de forma absurda y estúpida. Esa risa de: “sí, estoy enamorada”. Pero yo era feliz, pues me sentía tan insignificante y él sin embargo era capaz de malgastar aunque solo fuera un segundo de su tiempo en mi, y el simple echo de ese detalle del que él no era consciente, me hacia sentirme como en una nube de felicidad.
ÉL… solamente él.




No hay comentarios:

Publicar un comentario